Madrid nunca ha estado entre mis ciudades preferidas para
disfrutar de la buena mesa aunque variedad y cantidad no han faltado nunca. El Club Allard es hoy una de sus mejores alternativas aún con detalles (o no detalles)
a los que no encuentro justificación. Y debieran cuidarse si se quiere
mantener.
Lo espectacular.
Sin lugar a dudas tiene este local aspectos espectaculares. El propio comedor es
de una belleza difícil de igualar. De su distribución a su decoración todo
ayuda al disfrute (con las excepciones señaladas más abajo)
La profesionalidad del servicio, espectacular como ya destaqué el rellenado de las copas de vino, debiera ser un modelo para muchos
otros. Bien es cierto que hay otros restaurantes madrileños en donde este
aspecto también se cuida. No es exclusivo, pues, del local de la Plaza de España (esquina Ferraz). Hasta ahora era
algo bien poco cuidado en la Comunidad
Valenciana aunque se va mejorando a pasos agigantados. Mi última
visita a Apicius me dejo gratamente sorprendido en este sentido.
Tapa de pez mantequilla: imaginación al poder |
Lo normal. Hay éxitos
que a fuerza de repetirlos cansan y aburren. Es lo que le ocurre a algunos de
los platos que se ofrecen. En su momento fueron, sin duda, una revolución. Hoy
no. Es el caso del Mini Babybell de camembert, demasiado fermentado para mi
gusto el queso, o de la espectacular tapa de pez mantequilla. Bien está que
trabajando sobre todo para turistas se mantengan. Pero debiera de haber
alternativas para los que ya los conocemos.
El huevo con pan y panceta en su momento, cuando la buen
yema de huevo no existía prácticamente en la restauración española, era todo un descubrimiento. Hoy,
como las cortezas de bacalao en la Comunidad Valenciana ,
las ofrece hasta el local más humilde. Por otro lado, nunca me ha gustado el
donete de carrillera, y no por la carrillera, (me encanta la de Las Tortillas de Gabino,) y tampoco hay alternativa. En una actividad en la cual el que se para
se cae, todo parece demasiado establecido, demasiado conformista cuando el
local triunfó como un ejemplo de lo contrario.
Los postres, por otro lado, siguen sin ser cuidados como se
debiera para destacar. Y en cualquier caso están muy lejos de la creatividad
que ahora, o entes, demostraron las demás presentaciones.
Croquetas de chocolate |
Por otro lado, sigo sin entender por qué esa obsesión con el
menú cerrado que en Madrid alcanza su máximo. En Francia, la formule tiene
diferentes variedades. No hace falta llegar al extremo de Le Gallopin, que les
comentaré en breve. Con copiar lo que hacen algunos valencianos, como Casa Manolo o Ricard Camarena en dos versiones distintas, sería suficiente.
Hace
tiempo me quejé de La Sucursal porque los platos
de la carta eran los mismos que los del menú, una opción que también
tiene Morales en Ferrero (¿para cuando una web propia?). Hoy se les podría considerar precursores (de una tendencia que no comparto) Hoy me parece un placer decidir entre las escasas
opciones que ofrecen. Pero al menos dejan elegir. Si también es así en el Club Allard
como sospecho (que se pueden elegir platos sin tragarse el menú), o si es así
en cualquier otro restaurante, se debiera informar al comensal en la misma
carta y no hacerlo ante su queja con la pretensión de que se le hace un trato
de favor.
Soy un fan del pan. Y como muchos estoy dispuesto a pagar por ello, convencido de que un buen jamón, o tortilla de patata, o…cientos de productos, con un pan de los de toda la vida implica multiplicar por infinito su sabor.
Hasta ahora no lo había encontrado en Valencia. Empecé a ilusionarme con El Parisién y me decepcionó a los pocos meses. Me pareció que las pataquetas de Le Pan eran aceptables y menuda bajada de calidad han tenido ultimamente. Por no mencionar a los hornos industriales, o los que se han parado como EL Horno de las Comedias, puro recuerdo de lo que fueron. El éxito, estoy seguro en este último caso, los ha matado.
Eso ha sido hasta que un buen amigo me ha hablado de la pequeña panadería artesana de la calle Bolsería. Pan creativo artesano. Pan de verdad. ¡De cine!. Como el que cuando no puedo más de comer sucedáneos me hago yo mismo. No tienen el triangular de cereales enteros que me trae, a veces, una amiga alemana, pero todo se andará (espero). SE LA RECOMIENDO SI LES GUSTA EL PAN DE TODA LA VIDA.
Mi consejo, pues, es que debieran visitarlo e invitarles a que aumenten la oferta, para lo cual necesitarán mayor demanda. Claro que lo primero sería que los restaurantes de la zona (y no de la zona que Valencia no es México D.F., se surtieran de allí en lugar de la bazofia que ofrecen como pan (con alguna excepción, como algún local cercano en Moseñ Sorell).
Todo muy interesante, aunque yo no pienso ir al Club ese del que habla (tonterías las menos y lo que echo en falta en un buen control de la parrilla -carnes y pescados-). Pero ¿cuando nos va a explicar cuáles son sus vinos?. Los que usted bebe de diario o en las grandes ocasiones. Eso es lo que definirá su perfil. Lo demás es accesorio
ResponderEliminarAgradecido por su tiempo. Todo se andará no se ponga nervioso. Antes de fin de año 2012, tendrán un lista de los vinos que suelo beber. No es fácil (me gusta ir variando) pero se lo tengo prometido ya a varios lectores (o a uno muy insistenet).
ResponderEliminarQuizá es que no coincido con el autor, pero má bien creo que pierde perspectiva cuando sale de su tierra ¿cuántos restaurantes de este tipo y calidad hay en Valencia?. En mi opinión ninguno. Y los precios no son más bajos en general. Y sin embargo, a muchos se los pone mucho mejor que El Club Allard. Parece poco ecuánime. O insuficientemente ecuánime.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Creo que el mismo, sin embargo, no se corresponde con lo que que pretendí escribir. Quizá no supe explicarme. Pero indicar que es de lo mejor que hay en Madrid es indicar que su calidad es mucha. Pero es cierto también que esperaba algo más nuevo a una ocasión anterior. Y sin los fallos de servicio comentados.
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