COMENTARIOS ANÓNIMOS DE GASTRONOMÍA. La crítica gastronómica se ha convertido en un negocio. Debiera imponerse el comentario anónimo, para los productores y por tanto también para el cliente/lector. Como el rigor. No existe el paraíso ni la perfección. Pero la falta de profesionalidad cuando no el simple timo, en las cocinas o en la crítica, sí. De ahí Joe L. Montana.
monti otoño 2013

Los mandarines y pontífices, la crítica gastronómica y la Red
Llevo en pocas semanas leídos ya media docena de descalificaciones, repletas de improperios, a la crítica, o simple opinión, gastronómica en la Red. Todas ellas de reconocidos comentaristas de los medios escritos de comunicación, algunos incluso críticos (en alguna ocasión). Alguno, incluso autor de meritorios Anuarios.
Es sorprendente el papel que puede deducirse que se pretenden arrogar: el de interpretes únicos de qué está bien y de qué no en el arte del buen comer y mejor beber. Como si el maltrato recibido en un restaurante o su deficiente calidad, nunca reseñados por ellos porque nunca lo sufriran por ser quienes son, no justificara un desahogo. Más: como si el lector de los mismos en alguna red fuera un subnormal incapaz de enterderlo como tal.
Ello además de otro elemento relevante que transcribo de alguien que sabe mucho más que yo aunque esté referido a la Red en general pero es de aplicación: "se echa de menos en su panorama algo más de acento en la vertiente creativa de la Red, que sin duda es importante. Hay gentes, que nunca habrían accedido a publicar en las ágoras que controlan los mandarines de la cultura y el mercado, que ahora publican y con mérito. Y si alguno lo hace por exhibirse es con el mismo derecho que tienen a exhibirse los pontífices de la opinión". Pues eso.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
David Muñoz Diverxo fotografiado con palabras (de Cristina Jolonch en La Vanguardia)
domingo, 17 de noviembre de 2013
[Más] detalles impresentables en restaurantes que no trago (Parte 2º)
Pero siguen perviviendo, incuso en restaurantes de cocina reseñable, aspectos impresentables. No parecen importarles, aunque llevo escuchados ya media docena de comentarios negativos en mesas próximas sobre el tema. Quiero pensar que son resultado de la maldita costumbre de los clientes de no quejarse sino simplemente dejar de acudir al local. Pero no solo. Aspectos como los relatados a continuación son imposibles que pasen desapaercibidos para los propietarios. Algo que permite deducir que la satisfacciñon de los clientes les importa menos de lo que debiera.
He aquí algunos a añadir a los ya comentados hace unas semanas . Y hay más que seguirán en un tercera entrega.

Acudir a algunos restaurantes de Valencia, es cierto que también de otras ciudades, se convierte así en un suplicio. He visitado en las últimas semanas a dos de ellos y, por más que no he comido mal (tampoco bien y hasta decepcionantemente en El Ventorro donde los platos de cuchara estuvieron muy lejos de los que eran), la impresión ha sido deplorable. En esta casa de comidas que incluía entre los elegidos en el anterior comentario, todo el comedor, situado en el piso superior, apestaba a lo que se había frito en la cocina. Hasta tal extremo de que, tras la comida, tuve que coger un taxi para ir a casa a cambiarme antes de encontrarme con otro cliente. En Appetite, como era una cena que tampoco resultó gastronómicamente brillante, no fue necesario tomar medidas de emergencia pero el resultado fue el mismo: del pelo a los calcetines todo apestaba a aceite frito.
Como no hace falta indicar, existen sistemas para evitarlo. Una visita a Ricard Camarena es una excelente comprobación: su cocina comunica directamente con el comedor y sin embargo no hay un olor en la sala (tampoco en Canalla Bistro que me sigue sin convencer). En todo caso, si el extractor instalado no es lo suficientemente potente se debería separar la cocina, como se hace en Londres por ejemplo y me malicio que tiene Camarena, con un cristal que evite este insoportable acompañante. Otra alternativa para el cliente, obviamente, es borrar los locales de la lista de las opciones a considerar para salir a comer o a cenar.
Todo lo anterior sucede además, en una ciudad en donde está autorizado extraer los humos a la calle, incluso a la altura de los viandantes o en callejones de escasos metros. Con lo cual, pasear por ellas le transportan al ciudadano al subdesarrollo más insano. Por no hablar de la moda, por ejemplo plaza de Mariano Benlliure a menos de 500 metros del Ayuntamiento que debería controlarlo, algunos locales - Taberna Española creo que se hace llamar- sacan a la vía públicalas carnes con sus planchas para acabar de asarlas al gusto, arruinando la velada de los comensales de los locales que no lo hacen. Pero una visita por el para tros admirable Russafa tira para atrás. Ahora durante los meses del frío ésto desaparecerá. Pero me temo que para volver con más fuerza cuando vuelva el buen tiempo. Very typical indeed!!
Las cartas cochambrosas.

Y eso cuando un equipo multifunción que permite imprimir la carta todos los días, Casa Manolo de Daimús lo hace, cuesta menos de 100 euros. No me estoy refiriendo por tanto a la renovación de la tapicería de las sillas repletas de manchas en algunos restaurantes de la ciudad (el hoy flojito Zen por ejemplo). En el caso de las cartas no es una cuestión de coste; no se puede explicar una vez más que por falta de consideración al cliente.
Una modesta impresora evitaría esa penosa imagen con la que salí hace unos meses en Rías Gallegas, buena cena por otro lado, en donde no sólo era casi imposible leer la carta de postres sino que además había varias de las luces del techo, cierto es que está a una altura considerable, fundidas. Pero el que hubiera algunos de los huecos sin bombilla indicaba que llegar hasta el mismo no era el problema.
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No es de Valencia, pero... |
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Lavabo de Asiate: NYC |
Vaya por delante que no me estoy refiriendo a contar con unos lavabos como los del newyorkino Asiate: espectacular la vista, menos el menú aunque merece la pena en una ciudad donde se come peor que antaño. Ni tampoco al estado manifiestamente mejorable de bastantes de estos lavabos inexplicablemente no incluidos en las obras de acondicionamiento del local, como mencionaba recientemente en mi comentario sobre Sharme. Me refiero estrictamente a su limpieza, algo que no tiene excusa. Y sin embargo demasiado a menudo uno se encuentra las papeleras llenas, los espejos sucios, falta de jabón, las repisas descuidadas y un exceso de polvo que no tiene justificación.
La tarjeta que desaparece de la vista

Una de las razones de la existencia de estos artilugios, obligatorios en algunos países, es precisamente que el cliente no pierda de vista en ningún momento su tarjeta. ¿A qué viene entonces llevársela? Mi percepción es que es simplemente falta de profesionalidad del servicio. Y en modo alguno desconfío de los lugares en donde pago con tarjeta, si lo hiciera pagaría en efectivo Pero la imagen que se transmite, por ejemplo a los turistas franceses en cuyo país esto sería inconcebible, es penosa. Aquí tanto Casa Manolo, ejemplo de tantas cosas una vez más, como Sharme o El Ventorro son un ejemplo a seguir.
sábado, 26 de octubre de 2013
Valencia best restaurants on a budget
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Mercado Central: where it all begins (© Jesús Ciscar) | . |
All the included are excellent, or very good, compared with the most commonly restaurants visited by average foreign visitor. They are own by young chefs who have found the magic formula for combining quality, service and good value for money. And all can be considered inexpensive by any European standard. In most, for a little more of 20 € you can have lunch (with a glass of wine generally not included in the menu) and for around 30 a suberb dinner (again in most of them).Pay attention to the websites they have, because in some cases the bill can be a little higher depending on the Menu you order.
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Mulandhara |
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Kiaora |
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Blanquerias |
Another clue that should be known is that, being real or just an excuse to make cooking more exciting for the chefs, they change the menu almost every day (or the most conservative weekly). In some cases, the cause refered is the dependence on what can be found each day in the Market (most of this restaurants can be included in what it’s called Cocina de Mercado: market cuisine). And in others, the reason given is that they cook basically for loyal local people who will be bored if the same is offered for too long.
The real effect is that website information is not always updated. And at the same time, unfortunately it is still very difficult to find one in a language other than Spanish or Valencian (the way we speak Catalan). If, as is the case, in almost all of the restaurants quoted the menus are only in this two languages and translation (especially the names of Mediterranean fishes we have) is not always easy, it can be helpful to have at hand a small dictionary.
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Q de Barella |
2.-Delicat (10 min)
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El Ventorro |
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Platero and his wife (or Bernal and her husband) |
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Mar d'Avellanes |
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Blanquerías |
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La Comisaría |
lunes, 14 de octubre de 2013
Sharme: una opción contra la monotonía de Denia




domingo, 29 de septiembre de 2013
Formule (francesa) y menú (valencianos): nada qué ver
En el caso de la Formule, he incluido dos imágenes de dos locales parisinos que conozco pero en red los hay a cientos del país vecino, el restaurante ofrece varios platos (entradas, platos y postres) y a partir de ellos es el cliente quien realiza su elección.

Y esto tiene poco que ver con lo que se ofrece aquí de forma creciente. No es que no exista la opción dominante en el país vecino entre nosotros. Como en tantas cosas, Glories en Entrevins, demuestra su profesionalidad y sensibilidad para ofrecer capacidad de elegir a sus clientes. También lo hace Kaymus de Nacho Romero, que ofrece a medidía una opción todavía más amplia: menús y carta. Y, como es lógico, no son los únicos. Por su parte, y afortunadamente otros, muchos, restaurantes, mantienen una carta más o menos amplia en función de diversas variables entre las cuales no es la menos relevante qué es lo que ofrecen y qué posibilidades de conservación congelado tiene.

Uno de los comensales -un madrileño con "mono" de arroz que fue el responsable de que todos nos decantáramos por esa opción- hasta propuso dividirse en dos mesas para hacerles ver lo absurdo del criterio. Y esto cuando el menú son unos entrantes todos iguales y luego un plato principal. Como diría un yanki Makes that sense or is just crazy? Para mi crazy a tope en un local de ese nivel. Afortunadamente se nos dejó beber a cada uno lo que preferimos. (entre paréntesis, de un coent encés (de boda de poble) el textito que firma Medina para acompañar los menús "personalizados" con ese "déjese seducir, cocinaré personalmente para Usted" a la cabeza. De él cabe esperar mucho más que cocinar con huevo, foie, por más que sea ahumado, suquet de mero y corzo. Es lo que suele ocurrir cuando uno se pone en manos de mediáticos en lugar de utilizar, e imponer, su sentido común.
Para mi que estos menús tan cerrados a algunos les harán hasta añorar el menú turístico de los años sesenta, impuesto si no recuerdo mal por el señor Fraga Iribarne cuando pasó por Información y Turismo, y era obligatorio ofrecerlo. Porque al menos había tres entradas y tres platos aunque fueran muy similares en todos lados. Resultado: son lugares en que, por definición, han eliminado a potenciales clientes que pueden querer comer, y pagar, algo más y algo diferente.
Si somos muchos o pocos es imposible saberlo. Desde luego dudo que los partidarios de la opción que defiendo seamos multitud porque empiezo a temerme que como en la elección de las entidades bancarias un criterio fundamental utilizado por un buen número de personas para elegir el restaurante es la proximidad a su domicilio o a su trabajo. Pero tampoco parecen multitud los que va en estos tiempos "de restaurante" entre semana. Y en mi caso, no conozco a nadie de mi generación que trague la alternativa de tener que comer lo mismo obligatoriamente.
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Un blog de vinos a seguir: POPTHEWINE
Diferencias entre clarete y rosado.
Muchas personas consideran de un “pijerío pedante” hacer la distinción entre rosado y clarete, pero para cualquiera que le gusten estos vinos de suaves tonalidades y afrutados aromas, esta distinción es indispensable.
El vino rosado se elabora en su totalidad con uvas tintas.
Una leyenda que podemos ver en los etiquetados de vinos rosados (y que suelen ser más caros) es ”rosado de lágrima” y quiere decir que el mosto se ha obtenido de una primera prensada (habitualmente con poca o ninguna presión neumática).
El clarete se obtiene de la mezcla de vinos (o uvas) tintos y blancos.
domingo, 22 de septiembre de 2013
Quique Barella en estado (casi) puro

Me gusta poder elegir. Un menú cerrado obliga al cliente a comer cosas que pueden no apetecerle, o simplemente gustarle, y se le hurta la posibilidad de probar otras que sí, y que ve en otras opciones. Y sobre todo se obliga a todos los comensales a comer lo mismo.
Si Q de Barella se consolida, como espero, intuyo que Barella se adentrará por caminos más arriesgados gastronómicamente hasta llegar a ser uno de los mejores restaurantes de España. Aptitudes como cocinero no le faltan. Espero que tampoco capacidad para identificar su nicho de mercado sin necesidad en contentarse con ser uno más de los del menú a mesa completa ni incurrir en costes que a una empresa como la suya le resultarían inasumibles. Con mirar en derredor puede aprender bastante. De qué hacer y de qué no.


(Por si a alguien le parece relevante: nunca he sido miembro de Verema.com y cuando estaba pensando serlo, Contreras me endilgó (y no moderó) una sarta de insultos y descalificaciones personales injustificables. Todo porque me atreví a criticar, entre otros aspectos, a su amigo y admirado Redrado que se cree -o creía porque no he vuelto y no pienso volver a L'Escaleta- el parker de Cocentayna). Lo lamento por Kiko Moya porque descubrí con ello que no soy el único que no aguanta al equipo de sala (Redrado y García) que le asiste.