Para empezar tiene una simpatía desbordante. Esto puede parecer irrelevante, pero en un sector en donde en bastantes ocasiones algunos se pasan (de colegueo) y otros, más abundantes, hoy en día, no llegan (no hemos sido presentados), es una enorme satisfacción encontrarlo al otro lado de la reserva. Nunca, de las ocasiones en que lo he visto en la sala, ha habido ni más ni menos de lo que uno esperaría en un trato modélico: cordial pero sin perder de vista ni un instante que cada uno –cliente y restaurante- tiene sus funciones. Se puede contraargumentar que no es el único Y es cierto. Pero en Valencia ciudad y unido a los siguientes que resumo, no conozco otro. Michel que apuntaba maneras, se ha echado a perder.
COMENTARIOS ANÓNIMOS DE GASTRONOMÍA. La crítica gastronómica se ha convertido en un negocio. Debiera imponerse el comentario anónimo, para los productores y por tanto también para el cliente/lector. Como el rigor. No existe el paraíso ni la perfección. Pero la falta de profesionalidad cuando no el simple timo, en las cocinas o en la crítica, sí. De ahí Joe L. Montana.
monti otoño 2013
viernes, 18 de enero de 2013
Entrevins: La profesionalidad de Glories tapa las deficiencias.
Reúne Guillaume Glories un buen puñado de rasgos que explican el éxito de su restaurante. Por un lado, es un gran profesional que cuida los detalles como pocos, lo que realza los aspectos positivos del mismo y matiza aquellos que lo son menos.
Para empezar tiene una simpatía desbordante. Esto puede parecer irrelevante, pero en un sector en donde en bastantes ocasiones algunos se pasan (de colegueo) y otros, más abundantes, hoy en día, no llegan (no hemos sido presentados), es una enorme satisfacción encontrarlo al otro lado de la reserva. Nunca, de las ocasiones en que lo he visto en la sala, ha habido ni más ni menos de lo que uno esperaría en un trato modélico: cordial pero sin perder de vista ni un instante que cada uno –cliente y restaurante- tiene sus funciones. Se puede contraargumentar que no es el único Y es cierto. Pero en Valencia ciudad y unido a los siguientes que resumo, no conozco otro. Michel que apuntaba maneras, se ha echado a perder.
Para empezar tiene una simpatía desbordante. Esto puede parecer irrelevante, pero en un sector en donde en bastantes ocasiones algunos se pasan (de colegueo) y otros, más abundantes, hoy en día, no llegan (no hemos sido presentados), es una enorme satisfacción encontrarlo al otro lado de la reserva. Nunca, de las ocasiones en que lo he visto en la sala, ha habido ni más ni menos de lo que uno esperaría en un trato modélico: cordial pero sin perder de vista ni un instante que cada uno –cliente y restaurante- tiene sus funciones. Se puede contraargumentar que no es el único Y es cierto. Pero en Valencia ciudad y unido a los siguientes que resumo, no conozco otro. Michel que apuntaba maneras, se ha echado a perder.
Además, atiende las mesas con una atención exquisita. Algo que también parece fácil pero que no lo eso. A pesar de que hemos avanzado casi una galaxia desde cuando, hace pocos años, el maltrato del servicio, en el vino, en los platos, -en todo-, era sino la norma habitual. Jamás lo ha sido por lo que se en Entrevins. Lo cual, como contrapartida, hace que cuando no es el que atiende, se noten más los pequeños fallos de quien le acompaña en esta función.
Pero es que además sabe de vinos. Y sabe mucho. Pero no a la manera "valenciana" en que a menudo el sumiller pretende imponerte el vino o cuando conociendo cuales son los gustos medios recomienda uno que le encanta a él/ella; pero sólo a él/ella. En mi caso no siempre ha acertado. Pero sí me ha dado exactamente el vino que me había anunciado. Dudo que si le pidiera un Juan Gil -monastrell- de una carta (que no tiene) y se le hubiera agotado me contestara que tenía otro mejor para servirme un Valtosca que e un shiraz. Esto es lo que me ha ocurrido recientemente en el, por otro lado hoy excelente, dejando de lado el exceso de sal, Lienzo. Por tanto, quizá debería escribir que el que no he acertado en los vinos en Entrevins he sido yo.
Y además de ello, Glories apostó desde muy pronto por el menú -¿una influencia de la Formule por su origen francés? -que se ha acabado imponiendo ante sus enormes ventajas para los locales. Lo cual le ha dado a su restaurante de una enorme estabilidad económica y una clientela fiel (entre la que no me encuentro). ¿Por qué? Porque aunque lo he escrito ya muchas veces, lo repito: quiero elegir lo que como y no lo que me quiere dar el cocinero por bueno que sea. Pero incluso en este punto, Glories lo palía (en gran medida) de forma magistral: además de tener una web actualizada tiene una lista de correo en donde recibir, si uno lo desea, el menú de la semana. Por tanto, el cliente puede saber de antemano si le resulta atractivo y decidir en consecuencia.
Por otro lado, el local no es acogedor. La sala es demasiado pequeña, o los valencianos demasiado ruidosos. A mí no me resulta cómoda. Ni para una velada de pareja ni para una comida de trabajo en la que quiera tener algo de intimidad (o simplemente que la mesa de al lado no oiga de lo que estoy hablando. Este es un defecto notable porque entre la mucha oferta que hay, la comodidad (en forma de tranquilidad) es para algunos muy importante. Lo podría arreglar con una estructura modular en el segundo comedor -utilizado para catas.- que le permitiera distribuir a los clientes.
En tercer lugar, y sobre todo, me irritan los locales que no entregan los precios a los clientes en base no se sabe qué razón.Y en Entrevins no he visto en mi vida la carta de vinos. Que los precios no sean excesivos, tampoco son baratos frente al precio en tienda, no es excusa. Me sucede lo mismo en El Ventorro al que he dejado de ir, a pesar de que lo que ofrecen es correcto en calidad y precio (tras el ajuste último). En uno y otro caso, los propietarios saben de vinos, y uno puede fiarse de ellos. Pero el ver los precios me parece imprescindible. Y no es una cuestión de principios aunque sí es una muestra de consideración al cliente. Pero además, la relación calidad precio es, en mi opinión, muy relevante en la decisión.
En resumen: un extraordinario profesional, una cocina aceptable aunque de calidad y precio mejorable y un local que debiera reformarse. ¿Para qué sí le va bien así me podría contestar Glories con mucha razón?. Porque estoy seguro de que sabe mucho mejor que yo, ahí está Entrevins para demostrarlo, que en este sector el que se para, se cae. Y si algo no está Guilaume Glories es parado.
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