Mientras, la falta de profesionalidad, en general, brilla por su ausencia. Hasta en Riff, donde aparecer en la guía roja le llevó a duplicar el precio de los vinos que tenía ya en carta. Inaceptable. Y estos días nos enteramos de que la crisis ablanda el juicio crítico a Antonio Vergara que lo reconoce sin ambages. Incalificable.
Nada se dijo, empero, de los precios de escándalo de tantos, con su amigo el de Ca Sento a la cabeza, cuando las vacas gordas. Mientras otros críticos callados como muertos ante el abuso, de palmeros, como si los que les pagaran fueran esos irresponsables restauradores causantes de sus propias desgracias y no sus lectores. Eso, cuando no escriben lo mismo cada mes de agosto o teclean boberías tipo las que leo en Las Provincias en que se pone en boca del bodeguero Chia que el Brunello di Montalcino es el único vino 100% Sangiovese. Eso sí, de momento no entra en liza Joan C. Martín, defensor de acompañar la paella con cava, y para quien nuestros vinos son [casi] todos tipo château.
Vuelvo pues, por la hartura que me produce tanta desvergüenza. Para que al menos, quien quiera encuentre un susurro -que no voz- anónimo y por tanto independiente que, destacando lo poco bueno que va surgiendo, no calle ante tanto atropello a nuestros bolsillos. Y lo que es peor, a nuestros paladares y a nuestra inteligencia.