COMENTARIOS ANÓNIMOS DE GASTRONOMÍA. La crítica gastronómica se ha convertido en un negocio. Debiera imponerse el comentario anónimo, para los productores y por tanto también para el cliente/lector. Como el rigor. No existe el paraíso ni la perfección. Pero la falta de profesionalidad cuando no el simple timo, en las cocinas o en la crítica, sí. De ahí Joe L. Montana.
monti otoño 2013
viernes, 7 de enero de 2011
Vinos para el invierno
Vinos los hay a miles. A cientos de miles probablemente. Y casi todos se venden aceptablemente. Hasta Gran Bretaña los produce favorecida por el cambio climático. Esa variedad es la prueba de que los gustos personales son casi abundantes y diferentes como los caldos. De otra manera todos beberíamos los mismos.
Es verdad que también se beben etiquetas (en España Vega Sicilia por ejemplo, a años luz de donde estaba y los sobrevalorados Prioratos) o enólogos (como el bluf Peter Sisseck) o críticos (otro bluf todavía mayor como el equipo español de la factoría Parker). Pero aun descontando estos fenómenos publicitarios hay en España innumerables vinos cuya degustación, sin necesidad de vaciarnos la cartera, proporciona una gran satisfacción y, compartidos, una velada agradable.
Dejo fuera de estas líneas los más potentes, muchos de grado alcohólico excesivo (14,5ºo más). Es el apartado en el que entra Valtosca, un buen shiraz pero lejos los australianos o el Juan Gil Monastrell 2008 con sus 14,5º un vino bien hecho entre tanto exceso con la monastrell.
En la actualidad, y mientras encuentro el Rioja de mi vida, mis preferidos por relación calidad precio son los Ribera del Duero. Como los modestos Atalayas de Golban Crianza 2006, que es posible adquirir por menos de 10 euros o el Vega Izán Crianza 2007 con precio inferior a 5 euros. Obviamente, el reserva 2004 de Fuentenarro (no los demás de esta bodega, como el decepcionante Vendimia Seleccionada 2008) los supera (he podido comprarlo a 18 euros).
Son vinos con ese punto dulzón de la tinta fina bien elaborada con toques ligeros de madera que se beben con agrado. Para mi mejores que que los más prestigiados (como los Pujanza o Quinta Sardonia) aunque no tanto como otros de un precio superior entre los que destacaría Aalto o Astrales, ambos crianzas de la añada 2006. Hoy por hoy, estos cuatro están en mi opinión por encima de los habitualmente excelentes crianzas de Arzuaga o de Pago de Carraovejas.
Fuera de esta zona, en Rioja, sigo teniendo en el atípico Allende 2005 mi opción preferida a la hora de buscar una buena relación calidad precio. Debo reconocer mi debilidad, quizá no justificada, por el reserva de Marqués de Riscal de precio imbatible. Ya con más euros se pueden encontrar vinos excelentes aunque alejados de la elaboración tradicional que es la con más agrado bebería (si la encontrara). Mi recomendación actual es San Vicente 2005, ya difícil de encontrar, y Sierra Cantabria Reserva de la Familia 2006.
Como es obvio, el mundo del vino español no se acaba en estas dos zonas aunque sean las de mayor tradición. Cariñena, Baleares, Navarra o Madrid están elaborando vinos con una calidad impensable hace sólo unos años. Ocasión habrá de referirnos a ellos porque, mal que les pese a algunos, no todo ha de ser vino valenciano.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)