Deli-rant, el dinámico restaurante dirigido por Carlos Pinazo en
pleno centro de Valencia ha cambiado de ubicación. Cerró en julio y a fecha de hoy, el local que ocupaba
y cuya decoración recibió reconocimientos varios, expone un clamoroso Se Alquila. Pero aunque nada se indica en el mismo, ni su web ni en Facebook, en la cercana plaza de Patriarca hay un local llamado a ser su continuación (no se si con el mismo formato u otro). Nada expone mejor cómo se plantea avanzar esta iniciativa surgida a finales de 2010; esto es, hace menos de tres años.
¿Qué
explica esta mejora?
Sin duda que a Deli-rant le sobra dinamismo y atractivo en la carta, eso sí un tanto estancada, correctamente elaborada. Ni le falta una ubicación favorable en una ciudad, de cerca de tres cuartos de millón de habitantes que son un mercado más que aceptable a pesar de que no haya nada de nada de eso de lo que presumen sus gobernantes
de haberla convertido en un destino preferente del turismo de
todo tipo.
Ahí
están, para demostrar el dinamismo del restaurante, la
larga serie de actividades desplegadas para hacerse con un nicho del mercado. Algunas
se pueden encontrar en su página de Facebook. De celebraciones especiales, presentaciones de nuevos productos a actividades
varias. Y ahí está para demostrar lo
segundo las numerosas críticas favorables que, sólo en una parte, figuran en esa página de la mencionada
red social.
Frente
a esa oleada de turistas de charanga que tanto se ha potenciado como solución a todo y que tan poco
o nada ha contribuido a consolidar la gastronomía valenciana más allá del “arroz con cosas” (porque aquí con eficacia a la
paella no la defiende nadie), el local de la calle de Cruz Nueva es un buen ejemplo de los que han sabido encontrar un espacio propio. En este caso,apoyado por los excelentes conocimientos sobre cervezas de Pinazo que seguro no han sido irrelevantes en la consolidación. De ahí que no solo resista la crisis sino que se desplaza, espero que para crecer, aunque sea, probablemente, a costa de privatizar otra parte de la plaza del Patriarca, en ese continua invasión de lo publico que a la que nadie parece importarle.
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Frente a la crisis, innovación. Manuel Alonso Fominaya-ahora me dicen en vías de ser sólo Manuel Alonso-, Casa Manolo (Daimús), ha puesto en marcha una tienda online. Sabia decisión de un inquieto cocinero que no ha caído en el error de abrir un restaurante más en Valencia (o en Alicante) en donde la demanda está de capa caída (o en todo caso es inferior a la oferta) . Ha optado por una iniciativa que hacía falta, mucha falta. Sobre todo para locales como el suyo situados fuera de la mainstream del turismo gastronómico (que no incluye a ninguno de la Comunidad Valenciana).
Y es que no hay nada como saber, y reconocer, fortalezas y debilidades. Y Daimús, (como Denia, Valencia, Alicante) no es Donostia, ni estas tierras Cataluña o El País Vasco.
La oferta, como no podía ser de otra manera, no llega ni de lejos a la que uno encuentra si se acerca uno a Daimús. Pero es un paso en la dirección que forma parte del futuro. La web parece estar bien elaborada (no la he utilizado). No como ese video aficionado que le han filmado sobre ella.
No le será fácil hacerse un hueco. Pero si persevera, y no olvida qué le ha llevado hasta donde está (para algo están los ordenadores), triunfará.
(A algunos las imágenes de su web nos resultan familiares, seguro que a Jesús Ciscar también ;))
Frente a estos ejemplos de innovación para coger la crisis por los cuernos hay varias aproximaciones. Desde considerar que cierres, avances, retrocesos y aperturas son
ley de vida que no merecen reflexión alguna a opinar, como es mi caso, que hay un fracaso evidente del
sector abandonado no ya de la administración, sino carente de esfuerzos colectivos -salvo excepciones tipo Cocinanando a 8 manos- para afrontar con éxito los problemas.
En
mi caso, pues, la sensación ante esas muestras de espíritu emprendedor oscila. Desde la alegría al ver ampliada la oferta y permitirme ganar opciones dentro de las pocas existentes con carta (frente a las
ocurrencias del cocinero) a pasar de todo comentario un grupo que cada vez percibo más cerrado, y menos dispuesto a aceptar ni un ápice de discrepancia (si no es privada) y que viene desde
hace un tiempo cavándose su propia tumba. Si opto por comentarlo es por
mi respeto a Pinazo y Alonso Fominaya unos profesional amables como
pocos (aunque no son los únicos) que espero que sigan triunfando.