monti otoño 2013

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Los mandarines y pontífices, la crítica gastronómica y la Red

Llevo en pocas semanas leídos ya media docena de descalificaciones, repletas de improperios, a la crítica, o simple opinión, gastronómica en la Red. Todas ellas de reconocidos comentaristas de los medios escritos de comunicación, algunos incluso críticos (en alguna ocasión). Alguno, incluso autor de meritorios Anuarios.

Es sorprendente el papel que puede deducirse que se pretenden arrogar: el de interpretes únicos de qué está bien y de qué no en el arte del buen comer y mejor beber. Como si el maltrato recibido en un restaurante o su deficiente calidad, nunca reseñados por ellos porque nunca lo sufriran por ser quienes son, no justificara un desahogo. Más: como si el lector de los mismos en alguna red fuera un subnormal incapaz de enterderlo como tal.

Ello además de otro elemento relevante que transcribo de alguien que sabe mucho más que yo aunque esté referido a la Red en general pero es de aplicación: "se echa de menos en su panorama algo más de acento en la vertiente creativa de la Red, que sin duda es importante. Hay gentes, que nunca habrían accedido a publicar en las ágoras que controlan los mandarines de la cultura y el mercado, que ahora publican y con mérito. Y si alguno lo hace por exhibirse es con el mismo derecho que tienen a exhibirse los pontífices de la opinión". Pues eso.

viernes, 29 de junio de 2012

New York, New York: comer bien sin arruinarse


Ya está aquí con Nueva York, como todos los años!", exclamarán aquellos que tienen la paciencia de seguirme desde Valencia. Y sí, es cierto. Como (casi) todos los años no me resisto a darles cuenta de algunas alternativas para comer bien en la, a mi juicio, ciudad más espectacular del mundo (de las que conozco). Y si es cierto que no se la visita por sus restaurantes, no lo es menos que en ella hay tal brutal competencia que abundan los que ofrecen calidad (además de espectacularidad).

Lo malo, sin embargo, es que como la rotación de locales que vemos en Valencia es casi tradición comparada con la de la ciudad del Hudson, uno puede tener mala suerte. Por ejemplo, ir a visitar a aquellos que parecen el mismo pero no lo es (cambio en propietario/cocinero manteniendo el nombre) o aquellos que se van a ver abocados a cerrar al poco tiempo debido a que no tienen calidad. Utilizar la guía Zagat es una opción (de pago). Yo prefiero Tripadvisor que además de ser gratuito, permite conocer el por qué de la puntuación otorgada.

Para aquellos que hayan decidido visitarla en estos meses próximos he aquí algunas ideas por si les son de interés. Y no olviden que en esa ciudad muchos restaurante permiten reservar con antelación a través de Open Table. Para los restaurantes de los Estados Unidos este servicio siempre me ha resultado excelente permitiéndome disfrutar de algunas mesas espectaculares. En esta ocasión, he optado por comentarles unos pocos nombres de dos tipos de restaurantes.

Restaurantes con vistas: es una opción a conocer al menos una vez en la vida (y se puede una docena de ocasiones pues mejor). Tener Nueva York a la vista cenando, aunque en verano sea casi un final del atardecer, es algo que tiene pocas comparaciones. Como sigue cerrado el mítico Rainbow Room en el sexagésimo quinto piso del Rockefeller Center, no hay opción de visitar uno de los restaurantes con el jazz en directo más espectacular. Pero existen alternativas aceptables aunque menos grandiosas.

 Si a uno no le importa coger un taxi, en rápido deterioro bajo el mandato Bloomberg tras aquellas magnífica gestión de Giuliani, el River Cafe sigue siendo mi preferido. Eso sí, si vuelven por el mismo sistema, no acepten un taxi que no sea de los amarillos porque pueden tener alguna sorpresa con el importe de la carrera (al margen de no ser legales). Si prefieren ir andando, mi opción es reservar en Asiate en el piso trigésimo quinto del Hotel Mandarin con vistas sobre el Central Park y con una cocina fusión interesante.



Ambos tienen la ventaja de que sólo sirven menús (eso sí, con siete entrantes para elegir en Asiate) y lo tienen actualizado en internet. De esta forma, uno puede indagar qué comer antes de llegar y buscar si es necesario la traducción de algo que no entienda. En la última ocasión en que he visitado el segundo, la calidad de la cocina me ha parecido que había mejorado, pero, quizá porque estaba lleno, lo encontré un poco ruidoso de más. Tiene también la desventaja de que bastantes de sus mesas tienen algunos de sus asientos de espaldas a la ventana. Y aunque hay un espejo para soslayarlo, no es evidentemente lo mismo.

Cerca de los museos. Es imperdonable visitar la ciudad y perderse el MET. El problema si se sale a la hora de comer o, si es viernes o sábado en los que se cierra a las 21, a la de la cena, es dónde encontrar un restaurante. Es perder el tiempo buscarlo en la propia Quinta Avenida que toda ella es residencial hasta casi la 59. Pero en la cercana Madison, entre la 81 y la 82, se localiza Néctar (no tiene web propia) en dónde se come muy bien y a precio aceptable (entre 25 y 30 € pro persona).
 
No es un restaurante de lujo ni sofisticado. Pero la calidad es buena, las raciones abundantes y en general la elaboración de los platos correcta. El único problema para los fumadores es que, a diferencia de otros cercanos, no tiene mesas en la calle. Si está lleno en la tercera avenida hay un bien número de opciones.

Por el contrario, cerca del MOMA, siempre repleto en verano, no hay problema para encontrar un local aceptable. En mi última visita probé el NY Thai & Sushi Bar y me pareció muy aceptable y no demasiado caro para esa zona de Manhattan (40 dólares por persona, pero con sake como bebida). En todo caso la calle 54W es conocida por la abundante oferta de diferentes precios.

Los Cipreses de Usaldon. Un garnacha espectacular de Viñedos Culturales

Unos buenos amigos de Alicante me sometieron hace unos días a una cata ciega de un vino que me ha parecido espectacular: el garnacha de Rafael Bernabé, Los Cipreses de Usaldon. Como les digo, lo econtré impresionante, diría que único. Quizá con el calor que se acerca no es el mejor momento para beber un vino con cuerpo potente, todo él fruta madura. Pero a mi no me ha importando lo más mínimo. Les he comentado a los descubridores que si consiguen más botellas, es difícil de encontrar en Valencia y por lo que parece no en Alicante, me compren, por lo menos, media docena. En la bodega lo venden a 11,95 (con IVA)

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